No son demasiados los datos que poseemos sobre los Aragoneses de la Prehistoria para saber de sus vivencias por estas tierras nuestras. Pero aun así de alguna forma podemos llegar a saber algunas de las pautas fundamentales en su forma de vivir. En el periodo paleolítico donde sobre todo hacía mucho frío, nuestros antepasados habitaban en las superficies más elevadas de los cauces de los ríos, pasando la mayor parte de su tiempo en cazar y recolectar algunos tipos de frutos o raíces. No es de extrañar que también se dedicaran a conocer el medio natural que les rodeaba y las posibilidades que este les podía ofrecer a nivel de animales, vegetales y posibles minerales. Ya que en este periodo comenzaron a realizar sus primeros utensilios de forma rudimentaria con lajas de piedra u otros materiales. Y rudimentarias armas de caza con las que abatían los diversos animales que cazaban. Pero el descubrimiento fundamental de este periodo y que cambió sus pautas de conducta fue el descubrimiento de hacer fuego. Así que ahí teníamos a los primeros Aragoneses ya capaces de calentarse en torno al fuego, lo que sin duda produciría cambios en su modo alimenticio, modo de conservar alimentos y sobre todo las primeras reuniones en torno a este fuego donde intercambiarían conocimientos y experiencias, con lo cual se desarrollaron las técnicas de fabricación de utensilios, empezaron las primeras relaciones de forma continua y los primeros pasos para dejar de ser nómadas y caminar hacia el sedentarismo y entrando en el Epipaleolítico.

En el Epipaleolítico la retirada progresiva de los hielos dio un descanso térmico y como consecuencia de esta bendición de la naturaleza los primeros Aragoneses no dejaron de progresar. Continúan habitando en cuevas pero ya de una forma cada vez más estable. Puede que obtuvieran sus primeros conocimientos de una agricultura muy simple. Continúan cazando pero avanzan en las técnicas de caza así como las herramientas que utilizan para tal menester.  

Se manifiestan de una forma clara y en modo de pintura lo que posiblemente fueron sus primeras creencias. Escenas de caza, mujeres embarazadas y así rinden su culto al nacimiento de la vida y las dádivas que la naturaleza les ofrece. También comienza a haber pequeñas estructuras de orden. Lo que posibilita las primeras especializaciones, cazadores, talladores de piedra para fabricar herramientas, recolectores de frutos o bayas, curtidores de pieles. Y los conocimientos se transmiten de unos a otros. Comienzan a establecerse reuniones de forma más o menos periódicas entre diferentes grupos y bueno poco a poco se ganan el paso al Neolítico
En el Neolítico se puede establecer que los Aragoneses eran ya casi sedentarios. Habitaban en cuevas varias personas lo que requirió establecer una jerarquía. Donde la posición venía dada por la edad, las dotes de cazador y el don de mando y organización. Sigue de una forma imparable el desarrollo de utensilios y herramientas, así como las técnicas de almacenar y conservar alimentos con lo cual mejoran sus condiciones de vida. Y como no podía ser de otra forma el desarrollo llama a la bocacha de sus cuevas. Al obtener mayor conocimiento de los cultivos se ven obligados a permanecer durante más tiempo, en territorios cada vez más estables. Con el descubrimiento de la cerámica se abre un mundo de posibilidades en torno al almacenaje de los alimentos y al traslado de los mismos. Y ante tanto trabajo se ven en la obligación de diversificar las tareas, con lo que las mujeres se dedicaban al cultivo de los pequeños huertos, el mantenimiento de los hogares dentro de las cuevas y cuidado de los menores. Los hombres mientras duraba su fortaleza a la caza, traslado de animales a las cuevas, curtir pieles, fabricar herramientas. Y en su senectud a transmitir conocimientos y organizar todos los trabajos, que hubiera que realizar en cada situación. El conocimiento de la agricultura de una forma más presente, pondría los primeros cimientos para desarrollar el interés por diferentes vegetales, y así se aprovecharían las cualidades de determinadas plantas para usos medicinales. Otro gran paso fue el domesticar los primeros animales lo que estableció cambios en su forma de vida y hábitos alimenticios. Lucían sus primeros adornos en forma de collares, lo que significa que manifestaban los primeros valores simbólicos.

 

 

Cueva del Charco del Agua Amarga (Valdealgorfa), con las pinturas rupestres del grupo levantino realista más importantes del Bajo Aragón.

 

 

Y así aparece en Molinos el primer resto óseo indentificable de lo que pudieron ser los primeros Aragoneses. El hombre de Molinos que habitó en esta zona aproximadamente sobre el año 5.000 A.C.
Paso a paso la especialización de los trabajos crea diferentes técnicas, lo que da lugar dentro de los propios trabajos a rangos y clases. Se investiga sobre diferentes aleaciones en busca de nuevos materiales y se descubre el bronce. Y tenemos otro nuevo periodo, la Edad de Bronce donde se establecen las primeras rutas comerciales y de intercambios culturales. Donde se empieza a luchar por los territorios donde hay materias primas y obliga a crear una nueva ocupación, la de defender lo creado. Hay un imparable desarrollo en cerámica, tejidos, agricultura, se empieza a moler el grano, y se avanza en la ganadería. Y llegando al año 1000 A.C. se descubre el hierro, dando origen a la Edad de Hierro y con este en la mano los Aragoneses ya estaban preparados para entrar en la civilización.