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La hipertensión arterial es un estado morboso muy
extendido por todo el mundo pero cuya etiología es en su mayor parte
desconocida. En efecto, si exceptuamos los pocos casos de hipertensión
secundaria con causas claras, el 94% de formas hipertensivas se definen
como “esenciales”, lo que viene a decir que carecen de un reconocimiento
etiológico preciso.
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Son
muchas las hipótesis que han intentado explicar las causas de la
aparición de la enfermedad, entre las cuales se atribuya una cierta
importancia al comportamiento alimentario (exceso de calorías, de
alcohol, exceso de sodio, falta de calcio, etc.). sin entrar en una
discusión que nos llevaría demasiado lejos, queremos no obstante señalar
que algunos investigadores han encontrado una correlación positiva con
el uso de ácidos grasos saturados y negativa con el uso de ácidos grasos
insaturados, tanto monoinsaturados como piliinsaturados y, entre estos
últimos, tanto como Omega6 como Omega3.
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En efecto
favorable podría deberse a una mayor producción de prostaglandinas con
acción A este respecto, los autores realizaron un estudio sobre 76
hombres americanos de mediana edad, afectados por una hipertensión
leve-moderada, sometidos a distintos regímenes dietéticos. Las presiones
sistólicas y diastólica resultaron significativa e inversamente
correlacionadas con el consumo de ácidos grasos monoinsaturados,
mientras que dicha correlación resultó significativa con los
poliinsaturados únicamente en lo referente a la presión diastólica, pero
dicha correlación no fue significativa cuando se ajustó teniendo en
cuenta en índice de adiposidad regional característico de la obesidad
masculina. Los autores concluyeron que, aunque las causas de la
hipertensión arterial siguieran sin determinase, el aumento del consumo
de ácidos grasos monoinsaturados debía considerarse un factor de
correlación inversa.
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Información
obtenida de Sabor Artesano
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http://www.sabor-artesano.com
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